El Chalten, Argentina |
La
primera vez que hice un viaje en plan mochilero, fue con una amigo, a Suramérica, en el año 2004. Cuando
decidí llevar a cabo esta experiencia me sentía un afortunado de poder hacer un viaje de este
tipo y sobretodo pensaba que era una manera de viajar única, barata y alejada
de los típicos viajes a zonas turísticas y comerciales con excursiones
organizadas y todas esas cosas. Mi sorpresa fue que a lo largo del viaje nos encontramos con otras muchas personas que como nosotros viajaban con su mochila a cuestas y que eran conocidos como Backpackers.
La
traducción exacta de la palabra Backpacker sería: persona que lleva un paquete
en la espalda. Este paquete puede ser una mochila o un macuto y desde hace unos
años se combina con otra mochila un poco más pequeña que se lleva delante,
colgada a modo de bebé en el pecho y sirve para transportar los enseres de
primera necesidad viajera (mp3, camara de fotos, gafas de sol, chicles,
teléfono móvil, etc..).
La historia de los mochileros o backpackers se remonta unos años atrás y sus orígenes tienen que ver con los primeros viajeros que con solo una mochila y poco dinero se lanzaban a conocer el mundo de un modo humilde y totalmente diferente a todo las demás formas de viajar. Eran considerados hippies, aventureros, bohemios o gente rara que buscaban quizás, sensaciones primitivas parecidas, salvando las distancias, a la que experimentaron los antiguos viajeros cuando encontraban un trozo de tierra virgen o entraban en contacto con una tribu desconocida. De ese descubrimiento y de esa libertad se pasó progresivamente a lo que hoy podemos bautizar como la secta de los “Backpackerianos”. Como toda buena secta o religión, un buen Backpaker tiene como referencia y como libro sagrado una guía lonely planet. Ésta le guiará en cada paso que dé en sus múltiples destinos no dejando nada al azar, ni permitiendo que haya sitio para los sobresaltos o las sorpresas. Como no podía ser de otra manera lonely los cría y ellos se juntan. Es normal que cuando llegues a un hostel, albergue, hostal o cualquier denominación que esconda bajo su techo un Backpaker, te encuentres con personas de todas las edades, pero sobretodo de entre 20 y 35 años y de casi todas las nacionalidades, siendo las de origen anglosajón las predominantes. Estos lugares donde se hospedan los Backpackers suelen tener una estructura tipo, bien definida que sería así: salón con tv, cocina comunitaria, habitaciones de4 a
12 personas, o un poco mas caras,
individuales, dobles o triples, mucho más cómodas y con baño propio pero
están un poco mal vistas entre los backpakerianos pues si coges una de éstas
habitaciones estas dando a entender que tu persona y sobretodo mas aún tu
espíritu no es el de un buen backpacker. Los precios de los alojamientos varían
según las prestaciones. Hay algunos que tienen piscina, terraza, restaurante y
hasta Internet gratis, un gancho casi asegurado pues no hay más que ver la
demanda que tienen los ordenadores en este tipo de establecimientos. Está todo
pensado, cuando arribas a uno de estos sitios, lo primero que ves es una mesa
llena de tarjetas y folletos de publicidad invitándote a realizar cualquiera
de las muchísimas actividades que ellos te ofertan.
La historia de los mochileros o backpackers se remonta unos años atrás y sus orígenes tienen que ver con los primeros viajeros que con solo una mochila y poco dinero se lanzaban a conocer el mundo de un modo humilde y totalmente diferente a todo las demás formas de viajar. Eran considerados hippies, aventureros, bohemios o gente rara que buscaban quizás, sensaciones primitivas parecidas, salvando las distancias, a la que experimentaron los antiguos viajeros cuando encontraban un trozo de tierra virgen o entraban en contacto con una tribu desconocida. De ese descubrimiento y de esa libertad se pasó progresivamente a lo que hoy podemos bautizar como la secta de los “Backpackerianos”. Como toda buena secta o religión, un buen Backpaker tiene como referencia y como libro sagrado una guía lonely planet. Ésta le guiará en cada paso que dé en sus múltiples destinos no dejando nada al azar, ni permitiendo que haya sitio para los sobresaltos o las sorpresas. Como no podía ser de otra manera lonely los cría y ellos se juntan. Es normal que cuando llegues a un hostel, albergue, hostal o cualquier denominación que esconda bajo su techo un Backpaker, te encuentres con personas de todas las edades, pero sobretodo de entre 20 y 35 años y de casi todas las nacionalidades, siendo las de origen anglosajón las predominantes. Estos lugares donde se hospedan los Backpackers suelen tener una estructura tipo, bien definida que sería así: salón con tv, cocina comunitaria, habitaciones de
Organizan
comidas, asaderos, excursiones, botellones y hasta torneos de poker. La verdad
que está todo muy bien pensado, pensado para sacarte la mayor cantidad de
euros, dólares, pesos o la moneda que lleves encima. Eso si!, de buen rollito y
con una sonrisa en la boca, un “Hi” por aquí y un “thanks so much” por allá.
Desde
que pisas uno de estos lugares para backpakers ya notas que hay grupos y que a estos grupos se van
uniendo cada vez más y más gente de todas las nacionalidades. Se organizan para
hacer las excursiones programadas durante el día, preparan las cámaras para que
no se escape ni un solo momento y así quede todo congelado en una instantánea.
Por la noche cenan hamburguesas o pizza y beben cerveza alrededor de una mesa.
Aquí comienzan los intercambios de pareceres. Cada uno habla de lo que ha
viajado y de lo que le queda por viajar. Uno dice: yo llevo dos meses
viajando, he visitado Perú, Chile y Argentina, me queda un mes más, Bolivia y
Brasil. Entonces salta otro con voz baja y más suave, tratando de vanalizar su
viaje y dice: yo llevo 6 meses de viaje, vengo de Australia, Talilandia,
Brasil, México, Venezuela, Colombia, Brasil, me quedan 3 meses más, Argentina,
Chile, Uruguay, Paraguay..de repente se escucha en la mesa…¡¡Guuuuuaaauuuuuu!!!
Cuando parecía que no podía haber nadie que superara este pedazo de viaje habla
otro chico, que estaba atento a las conversaciones y que no tenía un currículum viajero tan extenso como el de los anteriores, pero se saca de la manga
una historia de cocodrilos y pirañas en el Amazonas que deja a los dos
boquiabiertos y que hace que se vuelva escuchar una vez más el ya clásico
..¡¡¡Guuuuaaauuuu!!. Así se pueden pasar horas, cada cual mostrando sus trofeos
en forma de sellos en el pasaporte, que vendría a certificar y a verificar que
todo es real. El idioma oficial de estas conversaciones tan interesantes es “of
course” el ingles y pobre de ti sino sabes hablarlo bien, porque o lo hablas o poco a
poco vas siendo excluido del grupo hasta que te conviertes en un mero
espectador que asiente con la cabeza y se ríe cuando todo ríen, para por lo
menos no quedar mal. Hay
otros que no se integran en los grupos pero en un alarde fetichista exhiben sus
mochilas repletas de banderitas de paises cocidas, como si de un conquistador de
tierras se tratase. A última hora de la noche, después de tanta cerveza y tanta
historia de viaje repetida, llega el intercambio de emails y si quedan fuerzas
un poco de facebook para impresionar a los amigos con las últimas fotos subidas o
con alguna historia fantástica que contar.
Es
una pena que, lo que en un principio era una manera económica, auténtica y
aventurera de viajar, con el paso del tiempo y sobretodo con la globalización,
se haya convertido en este movimiento sincronizado de personas.
Todavía hay muchos backpackers que mantiene la filosofía del backpacker, viviendo la aventura y aprendiendo de las diversas culturas. ¡Saludos!
ResponderEliminar¡Hola! Los hay y que sigan habiéndolos...¡Saludos!
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